Decía Vitrubio que un arquitecto no puede ser un gramático, o al menos, no parece necesario, creo yo; pero, al margen
de lo que el arquitecto exprese en tres dimensiones, y dado que me pide unas palabras para prologar este libro,
soy yo quien se ha propuesto sonsacárselas a él.
Extracto:
¿Cuáles son tus referentes?
Mis referentes han cambiado durante el tiempo, actualmente me interesan, Herzog & De Meuron, Jean Nouvel, Rem Koolhaas, Luis Barragan y Toyo Ito
¿Tus siete maravillas arquitectónicas modernas?
La Casa da Musica y Vivienda unifamiliar en Burdeos de Rem Koolhaas, la rehabilitación de Castelvechio en Verona de Carlo Scarpa, Museo de arte romano de Merida de Moneo, Auditorio de Lucerna de Jean Nouvel, la Casa Gilardi de Barragán y la Casa Malaparte de Adalberto Libera.
¿Tu figura geométrica preferida?
El cubo, para mí la figura más equilibrada, más estable, quizás la más “arquitectónica”, desde mi concepción de la arquitectura.
¿Tu material preferido?
El acero, siempre me pareció muy versátil y permite una gran libertad y pocas limitaciones en su uso.
¿De qué profesor (o compañero) aprendiste más en la Escuela de Arquitectura?
Aprendí fundamentalmente de Oiza ya que en mi época las cátedras de proyectos eran verticales y lo seguí durante toda la carrera, de todos modos la propia Escuela de Madrid era un centro muy vivo y muy interesante para aprender.
¿Cuál era tu asignatura preferida?
En primero de carrera fue Geometría Descriptiva y más adelante la asignatura de Proyectos en todos los niveles.
Decía Le Corbusier que la arquitectura es un sesgo del espíritu y no un oficio. ¿En qué proporción hay lo uno y lo otro en la labor diaria?
Creo que un cincuenta por ciento, Le Corbusier auque dijerá eso tenía una importante proporción de artesano y trabajador de la arquitectura a parte de su faceta artística de vanguardia.
Para que la arquitectura sea realmente valiosa además de su parte artística tiene su parte utilitaria y funcional que es fundamental para que el resultado sea completo.
Decía Sáinz de Oíza que firmaba pocos proyectos porque era muy buen arquitecto, pero que si fuera buenísimo, no firmaría ninguno. ¿Conviene ser un mediocre para vivir?
A veces la disculpa para hacer mala arquitectura es la de que es necesario sobrevivir, pero yo creo que casi siempre se pueden mejorar, aunque sea con mucho esfuerzo las propuestas de ciertos clientes.
